11 diciembre 2013

Papel

Cuando llevas mucho tiempo soñando con algo concreto, te parece casi imposible que llegue un día en el que esa ilusión que albergas en tu interior se pueda convertir en algo palpable. Algunos dicen que el mero hecho de recrearte en tus ensoñaciones proporciona una sensación mucho más placentera que llegar a cumplirlas, porque todo se magnifica en tu mente.

Hoy puedo asegurar que esa afirmación es absolutamente falsa.


Tras muchos meses de trabajo, esperas, dudas, miedos, ilusión e inseguridades, ayer llegó el día en que La
confabulación de Eros se convirtió en papel.


Y lo sostuve en mi mano.

Ya me habían avisado de que la primera vez que sostienes tu libro en la mano sientes una emoción especial, una extraña mezcla de alegría infinita y vértigo repentino, pero ni todas las advertencias del mundo podrían haberme hecho subir la guardia ante el tsunami de emociones que acaba de arrasar mi mundo interior.

En el buen sentido...

Lo llevo anunciando un tiempo y puede que esté un poco pesado con el tema (por lo que pido perdón humildemente si es el caso), pero hoy por fin puedo decirlo:

La confabulación de Eros ya es un libro.
He tocado mis sueños con los dedos.

10 diciembre 2013

La Portada

Si hay algo de La confabulación de Eros que me hace sentir orgulloso es que se trata de una novela que viene arropada por grandes amigos. Porque si el prólogo está escrito por mi querida Paz Quintero, la portada es obra de una de las personas más importantes de mi vida.



Jorge Vivas es mi amigo desde la adolescencia. Somos muy diferentes y, sin embargo, contamos con un gran afán por aprender del otro. Son nuestras diferencias las que siempre nos han acercado al otro.

Jorge es un magnífico ilustrador y diseñador gráfico (puedes ver muestras de su trabajo aquí) y me sentí muy afortunado cuando la Editorial Stonewall me dio cierta libertad con el tema de la portada.

Cuando pensé en encargarle la portada, tenía muy claro que quería que el presente y el futuro se mezclasen. En la novela, el lector va a estar constantemente viajando en el tiempo, así que era muy importante que la portada lo reflejase en una sola imagen. Jorge supo captar muy bien la idea.

Una mano toca lo que parece una imagen holográfica en la que aparece un chicos de espaldas a nosotros. Por la postura que adopta, parece que esté a punto de girarse, pero el espectador no llega a verle la cara en su totalidad. Frente al joven, un edificio muy emblemático del pasisaje urbano madrileño que ya no anuncia una bebida refrescante.

Como fondo a todo esto, un código binario se repite ad infinitum.

¿Quién ese chico?
¿Por qué la palabra Utopía cobra tanta importancia?

Y sobre todo:

¿Quieres formar parte de la confabulación?